Había una vez un gato y un conejo que se peleaban sin parar y un cordero que no paraba de berrear. Que sí ¡Beeeeeeee!, que sí ¡Beeeee!.
Un día, cansados, los duendes de los animales -que eran invisibles, y por lo tanto no los podían ver-, al oir al conejo y al gato peleándose y al cordero berrear, decidieron cambiar sus identidades.
El cordero pasó a ser gato, y el gato pasó a ser conejo, y el conejo pasó a ser cordero. ¡Qué susto se llevaron! y decían.....
Conejo: - ¿Por qué estoy blanco, tengo las patas largas y las orejas tan cortitas?
Cordero:- ¿Por qué tengo un cuerpo tan pequeño y digo MIAUUUU....?
Gato: - ¿Por qué tengo una cola y patas tan pequeñas?
Hemos sido nosotros -dijeron los duendes de los animales. Cuando aprendáis a ser buenos, cambiaréis.
A la fecha de hoy, todavía no se sabe si han cambiado.
ROSARIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario